Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

sábado, 12 de enero de 2008

PALABRAS PARA JULE

Lo hago cuando no puedo más: busco el tobogán, la montaña rusa,
de tus pestañas y me alejo del mundo en su aleteo.
Sé que ahí está tu esencia. Cada cuerpo la encierra en un lugar,
y en el tuyo se ha ido a la antesala de los ojos.

Ya de niña, hablabas con ellas. Era un código velocidad/pestañeo.
Cuando algo te atemorizaba, te sorprendía,
o te desbordaba de expectativas,
el parpadeo se volvía tan veloz que aún me parece sentir su hálito.

Ahora has cambiado de estrategia; quizá por la adolescencia.
Prefieres mirar de soslayo
como si nada fuera suficientemente interesante.
Y en esas pasadas de desdén
te parapetas en sus filamentos interminables.

La vida te los irá torneando, y en la distancia, los reconoceré
porque alimentarán la brisa que ahora me palpa la cara.

"Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
(....)
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso."

("Palabras para Julia", del poeta José Agustín Goytisolo)



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