Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

jueves, 31 de enero de 2008

QUERER PARA NO DESTRUIRSE



Llevaba días comprobando la reacción física que le producía su presencia. Estiraba la espalda, quizá para fingir un mayor volumen ante un posible combate. Como cuando los gatos erizan el pelo y se duplican. Ella también se sentía amenazada en cuanto lo intuía compartiendo el espacio.

Sabía de sobra que la negatividad es un boomerang que te devuelve lo que lanzas. Por eso, se obligaba a esbozar una sonrisa, pero pronto se descubría en un gesto histriónico; un músculo nervioso al que le costaba embates serenar. Cuando lo conseguía, la presión se le trasladaba al pecho, como si el corazón se encogiera resistiéndose a querer. Y entonces deseaba perder de vista a aquel individuo que tanto la violentaba. Pero nunca se iba tiempo.

Por eso se propuso sentir afecto por él. La compasión era el único camino que la salvaría. Sólo se alejaría de su destrucción pulverizando aquella enemistad. Con amor. La conclusión se le rebelaba en las entrañas. Pero sabía que, al menos, a ratos, la apaciguaría, como había ocurrido con su sonrisa.

domingo, 27 de enero de 2008

PARTÍCIPEMENTE AJENA



A veces la belleza le daba ganas de morirse. Pero no por acabar la vida, sino por fusionarse con lo hermoso. Una manera de que sus átomos -sabía que perennes- continuaran su eternidad en un entorno radiante.

Le ocurría cuando descubría un paisaje cautivador. Lo miraba fijamente y respiraba con profundidad sus formas y colores. Era un momento de sublimación que le hacía sentirse parte de un todo universal. Palpitar a un unísono global cuyo único y poderoso vínculo era lo natural.

Sabía que esa exaltación de hermosura estaba ahí siempre, aún cuando ella no era consciente, aún cuando lo olvidara o cuando no fuera capaz de apreciarla sumida por el dolor, el horror o la fealdad.

Le golpeó una frase de días atrás, de una conversación sobre alguien desconocido. "Cuando le dijeron que le iban a entubar hizo así", y quien lo contaba emulaba una mueca de una resignación lacerante, y sintió los últimos momentos de aquel joven desconocido. Su terrible pesar por tener que decir adiós. Su nerviosismo, su miedo ante un precipitado final jamás imaginado. Su desesperado intento por buscar paz ante lo inevitable.

Y se vio tremendamente pequeña; temblorosa, incapaz de asumir en soledad una situación semejante, pero a la que te aboca la vida sin contemplación. Sin sentido. Porque la vida no lo tiene. Pero la hermosura de aquel paisaje le daba razones sin que jamás lo hubieran pretendido ser. Porque todo ocurría simplemente porque pasaba. Sin intencionalidad.

Seguramente en aquel momento alguien volvía a agonizar, o nacía, o lloraba. o lo torturaban, o estallaba de alegría, o se sentía pleno o vejado....Y la hermosura de aquel lugar seguía estando ahí. Ajena o quizá partícipemente ajena. Porque sólo hay un barco.

domingo, 20 de enero de 2008

EXPERIENCIA DISOLVENTE



Respirar el azul del cielo,
las hojas crujientes de roble,
el olor húmedo del barro.
Esquivar la boñiga de un caballo, que ya no está.
Tararear la canción del agua saltarina,
del pajarillo el susto se vuelve vuelo,
jadear,
trepar a una cumbre para ver las demás.
Volatilizarse.

Hacía días que algo insistente,
como una pegajosa resina
la intoxicaba,
desde las escamas de la piel hasta el alma del alma:
el pertinaz conglomerado de fuerzas del subconsciente,
asquerosamente incansable.

Sabía que la arrastraba donde no quería
y, cuando manoteaba negándose,
aún se pringaba más y más,
hasta la misma esencia
adulterada.

En el sonido silencioso de la montaña
escapaba de su corporeidad
y la densa película de resina
se disolvía.

lunes, 14 de enero de 2008

APRECIAR EL REGALO DE SU PRESENCIA


Tenía la sensación de que se le escurría entre las ranuras de los dedos
no de ahora sino de siempre
sin embargo, no era acuoso ni huidizo.
Era ella, y las circunstancias que la empujaban
y la volvían incapaz de acariciar a sabiendas aquel puñado de río puro
tan natural, tan prístino, tan imposible de adulterar.

Un día lo dejó siendo niño y cuando volvió le atemorizó
aquel estruendo de voz, los gestos distintos: la alquimia de la adolescencia le había
despertado al amor, al disfrute, al esfuerzo de empezar a construirse
y ella no había estado ahí como en la infancia cuando tuvo miedo y le apaciguó
o un secreto y se lo guardó.

No había estado en aquel tránsito que suponía doloroso, nadie a su lado para compartir nada;
sólo la diferencia, la brecha generacional
le hubiera gustado ser un par de brazos para taparla y aminorarla
Se sentía culpable, y era una pesadilla recurrente.

Ahora otra vez lo sentía
y él seguía estando ahí, tan limpio como permiten las decepciones
pero las circunstancias abocaban de nuevo a la incomunicación.
La algarabía de los hijos, sus juegos, sus risas;la casa, el trabajo, el reloj;
eran ahora la barricada entre ellos.

Pero, ¡se acabó¡
Estaba dispuesta a disfrutar de su presencia íntegra:
su mirada, su sonrisa, sus enfados, sus alegrías, sus silencios......;
se recrearía en todos los indicios de su presencia
y los degustaría lentamente
iba a empezar a ser salvajemente consciente de aquella existencia
y, ¡estaba decidida¡, así aniquilaría la destructiva sensación de pérdida.

¡El estaba ahí¡
SER, EXISTIR, VIVIR
un regalo que nada le impediría apreciar.

sábado, 12 de enero de 2008

PALABRAS PARA JULE

Lo hago cuando no puedo más: busco el tobogán, la montaña rusa,
de tus pestañas y me alejo del mundo en su aleteo.
Sé que ahí está tu esencia. Cada cuerpo la encierra en un lugar,
y en el tuyo se ha ido a la antesala de los ojos.

Ya de niña, hablabas con ellas. Era un código velocidad/pestañeo.
Cuando algo te atemorizaba, te sorprendía,
o te desbordaba de expectativas,
el parpadeo se volvía tan veloz que aún me parece sentir su hálito.

Ahora has cambiado de estrategia; quizá por la adolescencia.
Prefieres mirar de soslayo
como si nada fuera suficientemente interesante.
Y en esas pasadas de desdén
te parapetas en sus filamentos interminables.

La vida te los irá torneando, y en la distancia, los reconoceré
porque alimentarán la brisa que ahora me palpa la cara.

"Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
(....)
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso."

("Palabras para Julia", del poeta José Agustín Goytisolo)



jueves, 10 de enero de 2008

A LAS SIETE Y CUARENTA Y CUATRO

Susurros al fondo del patio

se los lleva el brezo que barre
las hojas de castaño
hace tiempo perdidas

corpulencia,
en diagonal atravesando la acera
con los ojos esquivos de siempre
irreconocibles

"Calefacción de gas, aire acondicionado, frío industrial"
anuncios que se aparcan y que llevan al trabajo mientras anuncian

y la cabeza afeitada, reluciente
con el traje y la corbata, siempre
¡qué monotonía¡
y comiéndose compulsivamente las uñas
¡qué feo¡

Con tanto divagar, otra vez llego tarde
la culpa la tiene esta agradable brisa en enero
Las siete y cuarenta y cuatro, como todos los días.







lunes, 7 de enero de 2008

ALBAS EN VELA



Se le había sentado enfrente y hacía un rato que le hablaba. Jamás le había oído nada sobre su hija, pero ahora centraba su soliloquio.

Balbuceante, las sílabas desdibujadas, parecía que le lastimara vocalizar.
El tono inaudible.

Pero le dolía lo que contaba. Lo decían sus ojos, cansados de albas en vela,
sus manos agrietadas de tanto intentar retener las de ella.
Cuando se engañaba con la esperanza sus palabras se afianzaban.

"Es bobada -dijo- , sólo depende de ella"
Se levantó y, mientras se iba, supo que arrastraba una culpa.

domingo, 6 de enero de 2008

LA MEMORIA DE LOS RESTOS


El plato vacío; la copa también; la botella medio llena; el servilletero; a un palmo, la servilleta encogíendose arrebujada...

Le gustaba aquella perspectiva de la evocación. Planos en la línea de lo efímero convergiendo en la remembranza de lo que hace un momento fue.

De la totalidad a los restos de la nada. La ruina en su capacidad de sugerir. Metonimia de la parte por el todo.
Siempre había atisbado un rastro creativo en la devastación de la decadencia.

Como la mesa a punto de ser recogida.
Igual le pasaba con los pueblos abandonados.
Los escombros le aturdían con múltiples retazos de historias probables.

Variables infinitas que las piedras inertes atestaban de vida
o acaso vestigios estériles de algo que jamás llegó a ser.


sábado, 5 de enero de 2008

OXITOCÍNA-te


Se había levantado con un nudo de pesadumbre embarrancado en la boca del estómago. Como otras veces, era por el día: tan nebulosamente gris, tan húmedo de tristeza, huérfano de luz.

Esa atmósfera le oprimía y con el llanto solía recuperar la fluidez. Pero esta mañana no quería lágrimas; quizá intuía un riesgo de desbordamiento que no quería afrontar. Hoy, no.

Prefirió otra catarsis: el placebo de los recuerdos.

Por la manga, el hombro, el lado izquierda de la cara; empezó a notar más temperatura.

La claridad salía de su escondite y a cada paso se volvía más dorada. Estaba respirando rayos de sol.

INS-PI-RA-CIÓN.....ES-PI-RA-CIÓN......INSPIRAR......ESPIRAR...........

Decidió moverse lentamente y observar su entorno con una mirada salvajemente queda.

Ansiaba tatuarse en las neuronas la cálida transparencia de aquella luminosidad; archivarla en sus circuitos cerebrales para que la meciera en las mañanas empastadas, dejándola a salvo de las nieblas que le encapotaban el corazón.

Por un hueco, estaba asomando el sol.


jueves, 3 de enero de 2008

HORRIBLEMENTE CUERDO


Hacía un rato que había terminado la conversación, pero aún le resonaban los ecos de aquella frase.

"Es como si habláramos de burros que vuelan y discutiéramos sobre la longitud de sus alas. ¡Pero si los burros voladores no existen¡"

Con los puños de aquella evidencia se golpeaba una y otra vez en el raciocinio. Pero la hiriente locura , al otro lado del teléfono, la obligaba a entrar en diatribas desquiciantes y a argumentar, ¡como si los burros volasen¡, frente a delirios demoledores.

"¿Locura? o ¿mezquindad?", se atormentaba, "porque van por separado"

Locos con el escudo de la lucidez. Ruines con la adarga del desvarío. Entre tantas rodelas, broqueles y corazas para sobrevivir, no es fácil desvelar el jaez de quien los esgrime.

"Se murió aquel manchego
aquel estrafalario fantasma del desierto

Ya no hay locos en España
ya no hay locos"

Pero sí un burro que te hace volar "tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos"
(el vídeo es precioso)


miércoles, 2 de enero de 2008

PROCESO SENTIMENTAL RECURRENTE


Se quedó inmóvil en el flanco de la puerta. Su expresión se había paralizado en una mueca mezcla de pena, dolor y angustia. Conocía perfectamente aquel gesto; muchas veces había funcionado como un dardo directamente al corazón; y cuando no, al contemplarlo se volvía irascible.

Le daba rabia la pena; pero no en general, lo que no soportaba era su sufrimiento, con especial incidencia en el posesivo. "Su"no, "su", de ninguna manera.

La amargura de otros la toleraba y hasta la comprendía. Pero por aquella aflicción no se permitía compasión. Se sentía tremendamente egoísta y se castigaba con fuerza porque no había podido estar a la altura de los que verdaderamente amaba.

Entonces, el pesar de aquellos rasgos, en el umbral de la puerta se le clavaban como alfileres y de la sangría de la ingratitud acababa brotando el arrepentimiento que desembocaba en la ternura.

Se repetía que jamás volvería a tener sentimientos de aquella ralea. Su propósito de la enmienda era sincero, tanto como su despiadada certidumbre de que aquel siempre sería un viejo proceso recurrente.


ME GUSTARÍA SER SU ÁNGEL DE LA GUARDA

Salvo algunas palabras extraviadas, desde hace rato en el viaje sólo sonaba Chet Baker; hasta que alguien dijo "me estoy durmiendo" y buscó una versión remix de Nina Simone.

Entonces, el nudo que desde hace rato le estrangulaba la garganta, se desató en lágrimas. "Esta canción la hubiera bailado ella como una loca", pensó, y le estremeció cómo en cuestión de segundos la vida te la jugaba; porque en cuestión de segundos, sus ojos claros habían perdido el azul transparente; en cuestión de segundos, sus brazos al aire perseguidores de rítmo, habían caído en un estruendo; su sonrisa, a la que tan bien le sentaba la música, había estallado en un alarido, y su melena rubia se había ensuciado de sangre.

La caída, una caída inoportuna, inútil, aguafiestas, porque fue justo después de la fiesta, cuando tratas de esbozar el recuerdo de las risas, los bailes, las gentes....., antes de que te empiecen a mecer el sueño.

La maldita caída le había roto los ojos, y quizá algo más, y eso le preocupaba. El viaje se lo recordó y mirando el cielo de la noche, se perdió en el cinturón de Orión y se culpó: "¿Qué podría hacer yo para volverme su ángel de la guarda?"