
Una conexión que tarda milenios,
los músculos de encima de las paletillas tirando hacia el abismo frenético, obsesivo, alienante, de una pantalla en blanco: la de su vida,
cargándose desesperadamente parsimoniosa,
insoportablemente lenta porque la desesperanza no transige con las prórrogas;
un escarnio de su histerismo contenido, que parece decirle "en una historia de píxeles tú no importas en absoluto"; da lo mismo de píxeles que de cualquier otra cosa. Pura insignificancia.
Pero, al final, ahí aparece;
Está terminando de escribir para aplacar su ira -concepto terapeútico de la escritura-,cuando surge burlona.
Hay pantallas que se conforman cuando les sale de los mismísimos píxeles.
6 comentarios:
Pero siempre necesita de esos píxeles para poder ser....
Magnifico, como de costumbre.
Un beso.
PD: hoy le quitaron los puntos a Ignacio. Esta estrenando una fea cicatriz y unas preciosas gafas nuevas.
Esto es una verdadera joya. Enhorabuena.
Gracias, Eli. ¡Qué sería de mis letras sin tí¡
La cicatriz de Ignacio dejará de ser fea para convertirse en inapreciable y tener que buscársela ante el espejo cuando la quiera esgrimir como "herida de guerra" de la infancia.
¡Qué alegría, tus palabras¡
-que no se entere mi vanidad; a estas horas suele estar dormida-
Muchas gracias.
Yo creo que tengo la pantalla estropeada, da igual el software que cargue, el hardware caput. :)))
Un beso.
También me pasa a mí, Elbereth; y entonces me dan unas ganas locas de coger el ordenador entero y tirarlo por la ventana.....
Pero si lo hago añicos : ¿dónde te iba a encontrar?
Besos.
Publicar un comentario