Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

lunes, 14 de abril de 2008

EL PRECIO DE LAS COSAS



Aquella mañana el teclado resplandecía como nunca. Le sorprendió hasta que se dio cuenta de que era la luz del día que se reflectaba en la pared de enfrente y volvía las teclas luminosas.

Sintió entonces un vacío de vértigo: no se acordaba del calor del sol, de la frescura del viento, de la pureza del agua y añoraba tanto el aroma a tierra del río, la fuerza de sus turbulencias, la transparencia de sus gotas, que tuvo que asomarse a la terraza para bebérselas. Sólo había empezado a apaciguar su síndrome de alejamiento natural cuando sonó el teléfono:

-Sí, he hecho una copia para cada uno de la foto en la que estamos los tres. Ha quedado muy bien; cuando vengas, te la doy.

Su angustia empezò a volverse sólo tristeza que pronto dio el relevo a la añoranza; porque la estaba agujereando un taladrador sentimiento de pérdida...."Estamos los tres", se repetía. Y tuvo la clarividencia de que su nostalgia era de grupo.

Nostalgia: "nostos",regreso; "algia",dolor.

Y para curarse de aquel dolor por las ganas de regresar tuvo necesidad de retroceder interminablemente hasta asomarse a la noche de los tiempos...."Estamos los tres". Quería esencia de grupo humano; vínculos de carne y sangre; extrañaba los códigos que organizaban a cada individuo por y para la supervivencia del clan. Y se sintió cromagnon, neanderthal, homínido..

El hambre de naturaleza le había despertado el espíritu comunal y se sabía anémica. Buscaba una inyección grupal que animara sus constantes de lazos tangibles y la hiciera sentirse especie.

Pero los crueles yerros de la memoria le estaban haciendo olvidar el origen de esta historia:el día que el grupo le empezó a poner grilletes, porque denosta la individualidad y ella se asfixiaba de respirar el oxígeno compartido. Entonces se puso su bombona individual y se volvió virtual.

1 comentario:

Eli dijo...

Pero no se puede vivir aislado durante mucho tiempo ¿no?
Hay algo en mi casa para ti.
Un beso