Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

martes, 1 de abril de 2008

LOS MALABARES DE LA MEMORIA


Era un camino de arena, aunque estaba lejos el mar. Recordaba cómo se desmoronaba la infinidad de granos cuando sus zapatos surcaban sólidas estelas. En aquel periplo no estaba sola; siempre hubo otros pies calzados al lado y enarenándose juntos lograban sacudirse las partículas del tedio y rebozarse en fantasía...

¡Sí¡, porque era un camino lugar de tesoros...Hacía años que no lo invocaba: el tiempo suele cambiar la sílice por el fango. Pero hay veces que la memoria se vuelve tierna y regresa a senderos amables. Recordó, entonces, los trofeos del botín: piedras de colores y flores blancas, acomodadas en la orilla, a salvo de la fuerza de aquel pequeño arroyo de montaña.

¡Cómo cortaba el frío del agua las manos y cómo olían las flores¡ Un cuchillo de aromas. La memoria, otra vez, ahora con malabarismos sensoriales.

Cuando entraban en aquellos dominios se borraban los límites; y el pájaro, la rama, la hierba, la piedra, los pinchos de los matorrales se licuaban en sueños perfectamente palpables.

El camino de arena era el portal del tesoro. Pero, ya "NO EXISTE". Era la insistente voz de su memoria; ahora chirriante; se le había clavado como un hierro helador en su tibia espalda y le quemaba. A veces, la memoria sólo fustiga.

4 comentarios:

Eli dijo...

Es posible que la memoria a veces solo fustigue pero casi siempre nos recuerda cuando lo importante nos hacia vibrar.

Moriah dijo...

Me ha encantado tu blog...mucho.
Saludos.

ESCRIBIENTE dijo...

¡Hombre, Eli¡ ¿Qué tal?
Sé que has estado acurrucada en las lunas multicolores de los ojos de tu hijo.Hay ojos que no se pueden dejar de mirar porque es atrayente flotar en su belleza y tiran de tí, como un imán, para que te sumerjas en tanta hermosura....hasta que ¡zas¡...pestañean y no te queda otra que volver a la superficie. Besos.

ESCRIBIENTE dijo...

¡Dichosa Elbereth¡
¡Si algún día llegara a la suela de tu blog¡ A veces, cuando se me pierde una palabra, en el autobús, en los cajones de casa, en la mesa de trabajo, voy a tu blog y ahí está, porque sin saberlo tú, casi siempre la encuentras. Gracias.