Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

martes, 11 de marzo de 2008

SOLTANDO NUDOS

Llovía y la música clásica que llevaba un rato arpegiando acordes minimalistas lo humedecía todo aún más de tristeza.

No extrañaba aquella desolación,hasta que empezó a notar cómo se ensanchaba con los vapores aceitosos del eucalipto.

Aquellos movimientos circulares en los músculos de su espalda; de aquellas manos curanderas, de aquel alma tan cercana que, desatándole la rigidez corpórea, le aliviaba el espíritu.

A cada círculo sentía cómo la materia perdía gravedad y se elevaba desliéndose en algo universal, sin forma ni límites: infinito.

Cuando volvió a la calle sólo olía a ozono; se había diluído la melancolía. En los charcos quedaba el reflejo brillante de la noche.

1 comentario:

Eli dijo...

Ay los nudos!!!!!
tengo algo para ti en mi blog.
Un beso.