Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

jueves, 23 de octubre de 2008

SIN RESPUESTA


Como un emisor de SOS
perdido en lo más hondo de un mar tormentoso,
abandonado en la más solitaria de las cimas montañosas;

aunque en aquel alarido de desesperación estuviera empeñando todas sus fuerzas,
la mayor de las intensidades de sus cuerdas vocales,
resultaba un grito asombrosamente inaudible;

y se palpaba para cerciorarse de su existencia,
y al tentar sus huesos sentía las vibraciones
de aquella señal de socorro,
que no llegaba a nadie,
absolutamente a nadie,
ni siquiera a su ángel de la guarda -estaba olvidando la brisa de sus alas-.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces todo parece un desierto, y esa brisa no aparece por ninguna parte. Muchas de esas veces, sólo hace falta levantar la mirada y ver la enorme pared que nos quita ese viento refrescante. Es cuestión de saber dónde y cómo se está.

Ah! Y si de verdad es una señal de SOS, al menos aquí ya ha llegado.

Un abrazo y gracias!

ESCRIBIENTE dijo...

Gracias a tí y a tus palabras siempre balsámicas.

Pasajera en trance dijo...

¿Se habrá perdido en ese cielo-mar?

Con semejante imagen, no lo dudaría...

Lindo texto =)

Moriah dijo...

Sólo quería mandarte un fuerte abrazo.Hasta pronto.

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Quizás sí que llego a alguien ese S.O.S. Quizás es cuestión de paciencia la llegada de la ayuda... quizás.

Besos