Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

lunes, 18 de agosto de 2008

ME DUELE EL ENFADO DE TU ANGUSTIA



Parecía que le ocurriera algo. Le estaba dejando sin habla y con mal humor.
Cualquier contratiempo le exasperaba y daba la sensación de que su entorno le hastiara, aunque los motivos que le pudieran dar fueran los de siempre.

Era como si se estuviera sumiendo en una agonía mortificante. Y lo comprobó cuando le scuchó aquella frase: "Igual este año es el último". Cuando la pronunció ella tuvo que tragarse las lágrimas.

Aquella voz la había salvado de muchos naufragios; fue y era su salvavidas infinidad de veces, aunque otras resultaba el lastre que la arrastraba al fondo. Porque antes también fue autodestructivo; no era nuevo aquel aislamiento que le enfadaba con él y con el mundo; quizá ahora resultaba más persistente. Como si se estuviera convirtiendo en un inquilino de los de por vida.

A veces era rosa, y otras espino, y con los años ella comprendía que las espinas al primero que le oprimían y le asfixiaban era a él.. Por eso aquella parquedad de casi todo lo expresable, menos el enfado.

Pero es que la vida le estaba arrebatando amigos y hermanos...Hay un momento, "en la prórroga" -como él se empeñaba en decir- en que el tiempo se vuelve cruel y te recuerda la cuenta atrás expoliándote lo que te ha servido para otorgarte un lugar en el mundo; es como si te fuera dejando sin referentes coetáneos para decirte con brutalidad que "tú también estás de más".

Y a él -ella estaba segura- aquella impiedad le producía amargura. Y a ella la bloqueaba, porque le gustaría decirle:

"Si te pones así, sé que tu final será el mío,
porque para mí eres la dignidad,
la nobleza,
el ejemplo de lo que hay que hacer,
el valor de la palabra, cuando se pronuncia, y, sobre todo, cuando se sabe callar;
por eso, siempre he buscado el verde de tu mirada, aunque desde hace un tiempo, la oscurece el ceño de tu angustia"

6 comentarios:

el Shysh dijo...

Gracias por pasarte y por tu comentario. Luego vuelvo a leerte.
Hazme el favor y escucha esta version de Song to the Siren y me dices qué te parece.
http://sietevidastieneelgato.blogspot.com/2007/06/this-mortal-coil-song-to-siren-httpwww.html

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

En algún lugar leí (o tal vez oí) que llega un momento en que la vida deja de darte y comienza a quitarte y esto es cierto en lo que a personas se refiere...

Besos

ESCRIBIENTE dijo...

Gracias a tí, Shysh. A partir de ahora te incorporaré en mis incursiones blogeras.
He escuchado "song to the siren"; te he dejado el comentario en tu blog. Besos.


Nanny, me gusta tu reflexión porque estoy comprobando que es una verdad como un templo. Pero, ¿qué hacer cuando uno es consciente de que ha llegado la hora de que la vida le quite? ¿Cúal debe ser la actitud para encajarlo? ¿O es inevitable la amargura?
Pienso que tu blog es el mejor que me he encontrado en la red. Gracias al azar por habérmelo traído y a tí por ser su artífice. Besos

Unknown dijo...

se desprende mucho sentimiento, me has tocado la fibra. Saludos

Anónimo dijo...

No es que estémos de más, es que a veces sentimos que "estamos de menos", que sobramos, vaya. La vida quita, pero no deja de dar. Saludos desde México

ESCRIBIENTE dijo...

The sea, the sky, the dust...Gracias por haberte pasado por aquí y dejar unas letras. He empezado a leerte.

También gracias a hiletrados creativos. Hay quien dice que al final de la vida la suma siempre es cero: nos da tanto como nos quita. ¡A veces da miedo y a, veces, esperanza¡ -depende de cómo vaya el saldo- Saludos