Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

viernes, 9 de mayo de 2008

Lo grotesco de una autoridad impostada


Odiaba aquel taconeo que hincaba con todas sus fuerzas con la única pretensión de hacerse notar;
eran como los clarines que anunciaban su "excelsa" presencia con requerimiento de alfombra roja;
¡horrorosa¡ e ¡insoportable¡ esa necesidad suya de vanidad; ansiaba que todos supieran lo "imprescindible" que resultaba;

¡Qué zafiedad y qué vulgaridad ¡ Era una pobre infeliz cargada de inseguridades y angustias, que necesitaba de la representación social de la autoridad para sentir simplemente que existía; no le bastaba respirar; era incapaz de entender que la belleza, "lo único que merece la pensa en este asqueroso mundo" , era silenciosa.

Al principio sentía lástima por el estruendo que desplegaba porque sólo era un "sos"; una llamada de socorro de alquien incapaz de ser por sí misma.

Pero ¡aquellos malditos taconeos¡ le reventaban la cabeza; acompañados siempre de tanta altivez, estaban despertando la suya.

El día menos pensado la descalzaba y lanzaba sus tacones al río para que se hundiera su máscara, para que aprendiera a pisar despojada, porque -estaba segura-, sólo el sonido sordo de unos pies desnudos podrían aplacar una ira tan desbocada.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, conozco esa sensación, esos martilleos propios que desquician sin saber muy bien por qué. Y no lo podría haber descrito mejor que tú.

Por cierto, lo del nick llueverevolucion es un tema de seguridad para dejar comentarios en tu blog (me pide abrir mi cuenta de wordpress). Puedes llamarme Spender ;)

Un abrazo

Redeyes dijo...

Gracias, Escribiente, por tu amable visita a mi bitácora. Sobre todo porque me ha permitido descubrir tus relatos, llenos de sensibilidad y reflexión. Saludos

Moriah dijo...

Sí...todos tenemos esos recursos para enfrentarnos al mundo...quizá el problema sea cuando se utilizan contra los demás. Nadie duda de que haya que defenderse en este mundo, pero nunca a costa de los otros. Esos zapatos de tacón tienen que hacerle mucho daño a sus pies, a su alma, por eso quiere infligir daño a los otros. Hay cierta solidaridades muy dictadoras y nefastas.

Un fuerte abrazo.

ESCRIBIENTE dijo...

Spender, perdona mi ignorancia al nombrarte y muchas gracias por tu comentario.

Hay quien cree en el poder de transformación de las palabras, y a mí, a veces, me sirven para desquitarme de ciertas sensaciones "desquiciantes", como dices tú.

Abrazos.

ESCRIBIENTE dijo...

Gracias a tí, Isaac.
Me falta lo más valioso: "el tiempo", aunque en el fondo sé que es un problema de gestión, y que desde no recuerdo cúando aprovecho el vuelo del más insignificante insecto para perderme entre sus alas....El caso es que siempre respondo a destiempo.
Espero pasarme pronto por tu rincón.
Un abrazo.

ESCRIBIENTE dijo...

Elbereth, ¡qué ilusión¡ Te echaba en falta.

Me ha servido de bálsamo tu interpretación:"quien hace daño muchas veces es porque ya está herido" y se revuelve en su dolor.

Es una buena fórmula para pasar de la ira a la compasión y apaciguar el espíritu. ¡Qué grande es la serenidad¡ Creo que en pos de ella vivo.

Abrazos.