Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

domingo, 21 de diciembre de 2008

EL VUELO DE LOS PATOS


Se asomó a la barandilla de su alma y el cielo estaba azul;
con uno de sus ojos, pintaba colores; y con el otro tenues movimientos;

Pero había tanta luz que decidió entornarlos.
Entonces, aquellos labios musitaron algo...
El susurro le cosquilleó en la oreja e intuyó el aleteo de los patos que volaban de regreso al río.

El chapoteo le hizo sentir el agua que se fue convirtiendo en regato;
gustosamente helador, prístino; porque el frío es pureza;
y la recorría por dentro; iba arrastrando las inmundicias que se habían acantonado en los recovecos de sus entrañas; notaba que la corriente le arañaba sedimentos obstructores...

Se percibió liviana, como la pluma de los ánades: ligera y pura.

4 comentarios:

Redeyes dijo...

Agradezco tu visita en un período de sequía en mi blog. Leo el tuyo y me siento menos solo, más liviano y más puro. Gracias por tus hermosas palabras y por el aliento de tus sentimientos.

Anónimo dijo...

Espero seguir leyendo tus maravillas todo este nuevo año. Un abrazo, amigo.

Marisa Peña dijo...

Gracias por pasarte por enredando palabras, me permitió conocer tus bellos versos. Volveré.

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Me encanta ese primer párrafo. Es maravillosa la paz que se respira en este post... :)

Besos