Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

EL CAMINO



La luz del flexo la deslumbraba hace rato pero no podía dejar de mirarla.
Le habían empezado a escocer los ojos y la tensión se estaba apoderando de su musculatura craneal.

De vez en cuando reparaba en su respiración.
"Ésa soy yo, yo sin mis miedos". Lo repetía; en ocasiones, le apaciguaba aquella especie de mantra, pero terminaba por no creérselo demasiado.

Se sentía cansada de intentar dar con su camino. Cuando la mañana le regalaba energía, empezaba a desbrozar su sendero y con la brisa en la cara solía sentirse motivada.

El baile de las hojas al son del viento le hacía cerrar los ojos y, entonces, tenía claro que la vida está en el interior. Que todo lo que diera de ella se transformaría en su riqueza; un tesoro inagotable, y ¡era tanta la serenidad¡; sus contracturas se distendían hasta que una paz espiral le hacía sentir que aquel sí era el camino.

Pero entonces, ¿por qué le dolieron tanto aquellas palabras que vinieron de fuera? Quizá porque se sintió Abel frente a su hermano Caín...

3 comentarios:

Marlu dijo...

Gracias escribiente por tus palabras. Paso a saludarte ahora que puedo. Este escrito me ha gustado por la sensación de serenidad cuando el camino viene de dentro, pero el final del escrito no lo he entendido, lo de Abel y Caín. Creo que te gustaría mucho un blog que tengo enlazado, mira en mi blog en los enlaces y verás un blog que se llama Mundo Nuevo, seguro que si lo visitas repites. Me extendería más pero he visto en tu perfil que no tienes correo, si te apetece envíame un correo, en mi perfil viene la dirección. Gracias por ser fiel con mi blog, el pobre es un reflejo de mi vida, Me ha gustado mucho lo del camino, me hace falta mucha serenidad, hay épocas de la vida en las que hay que vivir con todo lo que hemos ido acumulando en la mochila de la experiencia, y aún así parece que a veces se nos ha olvidado la cantimplora con agua.
Sí, camino, y sí, desde dentro, el único lugar con una brújula que no engaña.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Un texto hipnótico, encriptado pero (como todo lo que haces) extrañamente bello...

Enhorabuena

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Las palabras pueden doler mucho, muchísimo... de eso sabemos todos...

Besos