La imaginó en el mismo quicio de la puerta en el que ahora ella se encontraba....La luz doraría el valle como en ese momento.....y amarillearía el verde recién estrenado y rabioso de los fresnos, y sonaría, como estaba oyendo, las aguas revoltosas del arroyo, ladera abajo, la misma dirección en la que miraban sus ojos, que no podían desprenderse de aquella torre que habían empezado a levantar en el valle.
Recreaba aquella mirada hipnotizada por el soniquete del cincel modelando el granito.....pero no le interesaba la monorritmia en la que se fundían el hierro y la piedra sino las manos del artesano: cuadradas y firmes , precisas y hermosas, capaces de acariciar con fuerza, y entonces el ensueño de aquel tacto que le traía el sonido a través del valle la hacía enloquecer de sensualidad....
Habían pasado más de mil años.....
"A su izquierda, uno de los ejemplos más sobresalientes del románico de este valle; llama la atención la belleza de las formas que esculpió el cantero"
Las palabras de la guía la hicieron mirar al campanario y los sillares le contaron una historia de caricias robadas y de manos que retuvieron contactos fugaces y que desesperaron y enloquecieron cuando no pudieron tocarse.
A veces las piedras, hartas de parecer sólo capiteles o simples dinteles o meras portadas , se encolerizan y traicionan pactos de silencio milenarios.
2 comentarios:
Gracias por seguir susurrando eso secretos. Lo haces de parecer todo tan nuevo!
Adoro mirar esas viejas piedras e imaginar la de manos que las han tocado, las de pies que las han recorrido, la de susurros y gritos y risas y lloros que han escuchado. Me siento sobrecogida y maravillada por toda la historia que ocultan y que nunca conoceremos.
Besos
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