Se había levantado con un nudo de pesadumbre embarrancado en la boca del estómago. Como otras veces, era por el día: tan nebulosamente gris, tan húmedo de tristeza, huérfano de luz.
Esa atmósfera le oprimía y con el llanto solía recuperar la fluidez. Pero esta mañana no quería lágrimas; quizá intuía un riesgo de desbordamiento que no quería afrontar. Hoy, no.
Prefirió otra catarsis: el placebo de los recuerdos.
Por la manga, el hombro, el lado izquierda de la cara; empezó a notar más temperatura.
La claridad salía de su escondite y a cada paso se volvía más dorada. Estaba respirando rayos de sol.
INS-PI-RA-CIÓN.....ES-PI-RA-CIÓN......INSPIRAR......ESPIRAR...........
Decidió moverse lentamente y observar su entorno con una mirada salvajemente queda.
Ansiaba tatuarse en las neuronas la cálida transparencia de aquella luminosidad; archivarla en sus circuitos cerebrales para que la meciera en las mañanas empastadas, dejándola a salvo de las nieblas que le encapotaban el corazón.
Por un hueco, estaba asomando el sol.
Esa atmósfera le oprimía y con el llanto solía recuperar la fluidez. Pero esta mañana no quería lágrimas; quizá intuía un riesgo de desbordamiento que no quería afrontar. Hoy, no.
Prefirió otra catarsis: el placebo de los recuerdos.
Por la manga, el hombro, el lado izquierda de la cara; empezó a notar más temperatura.
La claridad salía de su escondite y a cada paso se volvía más dorada. Estaba respirando rayos de sol.
INS-PI-RA-CIÓN.....ES-PI-RA-CIÓN......INSPIRAR......ESPIRAR...........
Decidió moverse lentamente y observar su entorno con una mirada salvajemente queda.
Ansiaba tatuarse en las neuronas la cálida transparencia de aquella luminosidad; archivarla en sus circuitos cerebrales para que la meciera en las mañanas empastadas, dejándola a salvo de las nieblas que le encapotaban el corazón.
Por un hueco, estaba asomando el sol.
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