"Lo guardaré para siempre" -le dijo-
Y ella sintió una maravillosa sensación de eternidad.
La frase perfecta en el momento ideal
en un corazón astillado
a punto de volverse añicos.
"Para siempre" reconstituye.
"Para siempre" permite soñar.
"Para siempre" invita a pensar en un final
para que se vuelva punto y seguido.
En un deseo de morir antes que él
que difumine la agonía de la despedida,
y así sentir, en lo custodiado por su guardián,
la garantía de que algo de su ser más profundo
no lo borraría una última respiración.
Aquel aliento in extremis
rebrotaría en un papel
que recogió un día todo lo vital
de un tumulto maravilloso que
la mortificaba de pasión.
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