Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

sábado, 15 de enero de 2011

Sólo busco

Déjame escuchar una voz entrecortada.
Déjame perderme en un llanto desolado.

Sólo busco un antídoto contra la ira,
contra la maldad,
contra los asesinos de corazones inocentes.

Déjame enjugar el dolor de tus ojos,
el insomnio de tu sufrimiento,
la soledad de tu derrota,
infligida por la tiranía ajena.

Sólo busco una voz amable,
una sonrisa que me abrigue,
un rescoldo que calcine asesinos
de corazones inocentes.

jueves, 6 de enero de 2011

LOS MITOS DE LA NOCHE


Sabía que una salvaguarda era levantar los ojos al cielo. Pero nunca le había gustado volatilizarse en las alturas..

Lo suyo no eran los sistemas mitológicos diurnos sino los nocturnos.
Acurrucarse en los recovecos de una cueva.
Buscar las entrañas profundas de un descomunal viejo tronco de roble.
Bañarse en la luz de la luna o perderse en la voz del cárabo.

Cavidades uterinas. Referentes matriarcales quizá porque un día anheló ternura materna. Reprochó su ausencia a veces con ira. Pero sólo fue al principio.

Ahora respiraba perdón que es lo que iguala las almas y humaniza los errores e incapacidades: los propios y los ajenos. Y nos pone en la misma senda.

Y fuera castigaba la tormenta. En la juventud los truenos casi siempre retumban lejanos. Pero en la madurez calcinan sin piedad lo que está a la puerta, y no es raro que se cuelen dentro.

Pero se había hecho un ovillo en el hueco de aquel tronco.
Justo donde arrancaban las ramas.
¡¡úuhúuh-úuh!! El cárabo la seguía acunando en su reino mitológico de la noche.