Hay un momento al comenzar el anochecer en el que reina el silencio. Entonces, se siente tan de cerca la calma que crea expectación. Es el momento de cerrar los ojos y abrirse para empezar a notar el susurro del viento que sale del bosque para ulular en el alma. Es la oscuridad natural que libera. La "enlatada" me asfixia. Por eso, por favor, deja unas rendijas para que entre la luz.

jueves, 11 de noviembre de 2010

UN BÁLSAMO DE IRONÍA

Había estado hablando largamente con una cara sin rostro, a la que los rasgos se los ponía la voz y la lucidez que nace del desencanto.

Porque cuando se conocen los entresijos de un tinglado la miseria de los humanos suele mostrarse en su esplendor.

Tal vez se haya esperado demasiado de una especie sólo por su inteligencia y su capacidad de crear cosas.

La ironía pone vendas de humor al dolor y lo cicatriza con una sonrisa que tira de la piel y casi siempre del alma. Pero le agrababa ese tirón con tintes sadomasoquistas.

Sentía que lo complejo se volvía un espejo poliédrico; miles de aristas que le devolvían el reflejo de una vida más rica....Llevaba tiempo huyendo de la monotonía de la simplicidad. Pero se sentía culpable porque le habían repetido hasta la saciedad que la felicidad está en lo sencillo. Pero ahora le hastiaba.